miércoles, 30 de abril de 2014

Impotencia

                                                                   IMPOTENCIA

Otro día mas, pasan raudas las horas como destellos luminosos apagados por la desesperación, que se esfuman en un rumbo incierto. El despertar siempre es desconcertante,enigmático, y aun aferrado a la reminiscencia de los sueños nocturnos empiezo a consentir la rutina diaria,dejando que el tiempo engulla mi destino. ¿Que otra cosa puedo hacer? No puedo luchar contra gigantes obcecados en acrecentar sus riquezas, ni contra vampiros chupadores de decencia, ni siquiera contra sus petulantes secuaces. Solo puedo vivir, vivir y formar parte de una sociedad inoperante, embriagada con el licor del engaño y sedada por el conformismo.
Quisiera cambiar el mundo, desterrar la ignorancia,aplacar la ira de aquellos, que inmersos en su afán de poder diseñan monstruos devoradores de esperanzas...pero no puedo, y en mi rabia contenida solo me queda la ilusión de un incauto atrapado en sus pensamientos.

Siguen pasando las horas vacías y yo sigo encadenado,inmóvil, luchando inútilmente por liberarme de la opresión de una realidad mezquina,enredado en ilusiones creadas por magos despreciables,pero en fin, pienso, luego lloro,río,siento....Existo en un mundo diseñado por gobernantes sin escrúpulos,por entidades obscenas vendedoras de humo,por dioses macabros consentidores del dolor y la injusticia. Existo en un país infectado por la codicia,sumergido en la ignorancia y el adoctrinamiento,embaucador de felicidad, inventor de la picaresca...Pero existo.
¿Como pelear contra canallas sin convertirme en uno de ellos? No, no puedo mas que contemplar impasible sus desmanes,no puedo elevar mi grito sin castigo, oír,ver,callar...y votarles.

Llega el ocaso,la noche,metáfora de un futuro incierto,oscura,quieta,compañera de soledades y viajera de pensamientos. Y yo sigo aquí pensando,viviendo,sumergido en la impotencia del querer y no puedo,aferrado a una vana esperanza ,sigo aquí y aquí seguiré mientras me lo permita el tiempo.


                                                                                                           J.M. Gavela


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